La meditación de atención plena ha reportado producir efectos positivos sobre el bienestar psicológico que se extiende más allá del momento en que el individuo esta formalmente meditando.
En las últimas tres décadas, las prácticas de meditación basada en mindfulness se han incorporado cada vez más en los programas psicoterapéuticos, para tomar ventaja de estos Beneficios (véase Baer, 2003;. Grossman et al, 2004). Una gran cantidad de la investigación ha establecido los efectos positivos de intervenciones basadas en mindfulness para reducir los síntomas de una serie de trastornos, incluyendo la ansiedad (Roemer et al., 2008), la depresión al (Teasdale et al., 2000), el abuso de sustancias (Bowen et al., 2006), trastornos de la alimentación (Tapper et al., 2009), y el dolor crónico (Grossman et al., 2007), así como mejorar el bienestar y la calidad de vida (por ejemplo, Carmody y Baer, 2008).

Los estudios de neuroimagen han comenzado a explorar los mecanismos neuronales de atención subyacentes a las práctica de la meditación con técnicas como electroencefalografía (EEG) al (Davidson et al, 2003;. Slagter et al. 2007) y la resonancia magnética funcional (MRI) (Farb et al. 2007;. Lutz et al, 2008; Farb et al, 2010;. Goldin y Gross 2010).
Recientemente, varios estudios anatómicos transversales de resonancia magnética han demostrado que los meditadores experimentados presentan mayor materia gris, diferentes morfometría en múltiples regiones del cerebro en comparación con individuos no meditadores (Lazar y col, 2005;. Pagnoni y Cekic, 2007; Hölzel et al, 2008;. Lüders et al, 2009;. Vestergaard-Poulsen et al, 2009.; Grant et al., 2010). Se ha reportado una mayor activación en estados meditativos en regiones como el hipocampo (Lazar et al. 2000;. Hölzel et al, 2007); y la ínsula (Farb et al, 2007;. Lutz et al, 2008).
El hipocampo es conocida por ser una region implicada en el aprendizaje y la los procesos de memoria (Squire, 1992), y en la modulación de control emocional (Corcoran et al, 2005;.. Milad et al, 2007), mientras que la ínsula se ha postulado como la que desempeña un papel clave en el proceso de la conciencia (Craig, 2009) - funciones que han demostrado ser importantes en el proceso y los resultados del entrenamiento de la mente (Bishop et al, 2004; Shapiro et al.. , 2006; Ortner et al, 2007).
Un creciente cuerpo de literatura ha demostrado que los sistemas neuronales son redes modificables y la estructura neural puede cambiar, incluso puede ocurrir en adultos como resultado del entrenamiento mental. Por ejemplo, estudios longitudinales han demostrado que en tareas especificas la materia gris aumenta en del cerebro como un efecto de adquisición de información abstracta (Draganski et al., 2006) de habilidades motoras (Draganski et al., 2004), el entrenamiento aeróbico (Colcombe et al., 2006), y las habilidades cognitivas (Ilg et al., 2008).
Los estudios transversales han establecido que las diferencias regionales en la materia gris se asocian con el nivel de desempeño (al Mechelli y otros, 2004..; Milad et al, 2005), lo que sugiere que un aumento en la materia gris corresponde a la mejora de funcionamiento en la zona correspondiente. Estudios de meditadores experimentados también han sugerido la posibilidad de la plasticidad estructural, pero sus diseños transversales no excluye la posibilidad de pre-existentes las diferencias de grupo, se opone a las conclusiones de causalidad.
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