Vivimos en una sociedad que enseña ya sea de forma explícita o implícita, que no está bien herir profundamente. En la cultura occidental, las expresiones de emoción son con frecuencia amonestadas. En efecto, adultos con frecuencia demandan que los niños hagan lo que ellos mimos no saben cómo hacer. Un padre diciendo “para de llorar o te daré una razón para que llores” es funcionalmente decirle al niño “porque no puedo controlar mi malestar de verte molesto, tu controla tu molestia, asi yo no tengo la mia.” Los niños en semejantes circunstancias aprenden a quedarse quietos, a reprimir, y a internalizar mensajes alrededor de la necesidad por evitación emocional y control.
Desafortunadamente, los niños no estarán en mejor situación como adultos que la que estuvieron sus padres, actualmente estarán evitando o eliminando la emoción demandada. En efecto, mientras revisamos nuestras historias personales, deseamos haber aprendido como niños (tanto directamente, como a través del ejemplo del adulto) que esta bien ser vulnerable y ser herido; que no hay necesidad de ocultarnos de nuestras experiencias, sin importar que tan doloroso o insoportable estas podrían parecer; y que en realidad no estamos solos en nuestro sufrimiento.
Cuando la aceptación y la atención plena (Mindfulness) son introducidas dentro del contexto cultural que apoyan el control emocional, los niños aprenderán esencialmente como hacer algo saludable, que muchos de los adultos de su ambiente no saben cómo hacer. Si esto no es manejado de la manera apropiada, los niños pueden recibir mensajes contradictorios como algunos adultos en sus suprimen las demandas emocionales, mientras que otros están abiertos a la consulta emocional.
Esta es una de las razones por las cuales el trabajo con niños y adolescentes no puede ser separado del trabajo con los adultos o de la relación terapéutica. Cuando se trabaja con jóvenes, es esencial considerar e idealmente intervenir con un más amplio contexto social tales como la familia, la escuela, los vecinos y las comunidades en las que participa. Aun queda mucho por aprender sobre cómo hacer esto. Nosotros creemos, sin embargo, que este proceso puede comenzar con la relación terapéutica. Es crucial para nosotros como terapeutas reconocer que nosotros también sabemos cómo es sufrir profundamente y modelar la aceptación y atención plena sobre nuestro dolor psicológico. Sin hacerlo, estaríamos dando otro triste ejemplo de “Has lo que digo, no lo que hago”.
Tratamiento de Mindfulness y Aceptacion para niños y adolescentes
El campo de la psicología está siendo testigo de la aparición y el progreso científico rápido de terapias de comportamiento de "tercera generación", tales como la terapia conductual dialéctica (DBT), terapia de aceptación y compromiso (ACT), la terapia cognitiva basada en Mindfulness (TCAP), y el programa de reducción de estrés basado en Mindfulness (MBSR). La eficacia de la terapia cognitiva comportamental de tercera generación, ha demostrado eficacia empíricamente, a través de una amplia gama de poblaciones clínicas, incluyendo a los adultos que sufren de dolor crónico, ansiedad, depresión, uso de varias sustancias, trastornos del pensamiento, y las enfermedades crónicas. Como las terapias de aceptación y Mindfulness continúan ganando impulso y apoyo empírico en la psicología tradicional, es esencial examinar la adaptabilidad y la eficacia de estos enfoques para niños. Este libro resume las diversas formas en que la terapias de tercera generación han sido adaptados para los jóvenes y sus familias.
Tomado del libro: Tratamiento de Mindfulness y Aceptacion para niños y adolescentes de Laurie Greco y Steven Hayes
Tomado del libro: Tratamiento de Mindfulness y Aceptacion para niños y adolescentes de Laurie Greco y Steven Hayes

10:58
Luz Karime Jiménez Jaimes

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