Muchas personas creen que sus vidas podrían mejorar si tuvieran más de esa cualidad esquiva conocida como la fuerza de voluntad. Con una mayor fuerza de voluntad todos comeríamos de manera adecuada, haríamos ejercicio con regularidad, evitaríamos las drogas y el alcohol, ahorraríamos para la jubilación, no dejaríamos las cosas para más tarde y en general alcanzaríamos todo tipo de metas.
Tomemos como ejemplo los resultados de la encuesta Stress in America™ de la Asociación Americana de Psicología (APA, en inglés). La encuesta pregunta, entre otros temas, sobre la capacidad de los participantes para hacer cambios saludables en su estilo de vida. Los encuestados frecuentemente responden que la falta de voluntad es su principal motivo para no llevar a cabo estos cambios.
En 2011 el 27 por ciento de los participantes respondió que la falta de fuerza de voluntad era la barrera más significativa para no cambiar. Si bien muchos consideran que una fuerza de voluntad deficiente es responsable de sus decisiones imperfectas, está claro que no se han dado por vencidos. La mayoría de los encuestados cree que la fuerza de voluntad es algo que se puede aprender.
Y quizás están en lo cierto. Estudios recientes sugieren que hay maneras en las que la fuerza de voluntad puede ser efectivamente fortalecida con la práctica. Así mismo, muchos encuestados respondieron que tener más tiempo para sí mismos les ayudaría a sobreponerse a su falta de fuerza de voluntad. Sin embargo la fuerza de voluntad no florece automáticamente cuando se tiene más tiempo.
Entonces, ¿cómo resistir cuando se enfrenta una tentación? Recientemente los científicos han hecho descubrimientos convincentes sobre el funcionamiento de la fuerza de voluntad. Este informe explora lo que sabemos actualmente sobre la fuerza de voluntad.
LO QUE SABEMOS HOY
La falta de fuerza de voluntad no es la única razón por la cual una persona deja de alcanzar sus metas. Roy Baumeister, PhD, investigador en temas de fuerza de voluntad y psicólogo de la universidad del estado de la Florida describe tres componentes necesarios para lograr un objetivo:
1) Establecer la motivación para hacer el cambio y fijar una meta clara.
2) Monitorear el comportamiento que lleva a la meta.
3) Ejercer la fuerza de voluntad. Ya sea la meta perder peso, dejar de fumar, estudiar más o pasar menos tiempo en Facebook, la fuerza de voluntad es un paso crítico para lograr dicha meta.
Reducida a su esencia, la fuerza de voluntad es la capacidad de resistir las tentaciones al corto plazo para cumplir con las metas de largo plazo y existen buenos motivos para hacerlo. Los psicólogos de la universidad de Pensilvania Angela Duckworth, PhD, y Martin Seligman, PhD, hicieron estudios sobre el autocontrol de alumnos del octavo grado durante el transcurso de un año escolar. Primero midieron la autodisciplina (el término que usan para denominar el autocontrol) por medio de cuestionarios que profesores, padres y alumnos completaron. Luego asignaron a los estudiantes una tarea en la cual tenían la opción de recibir $1 inmediatamente o esperar una semana y recibir $2. Los investigadores descubrieron que los estudiantes que habían obtenido un puntaje alto en autodisciplina también obtenían mejores calificaciones, tenían mejor récord de asistencia y mejores puntajes en los exámenes estandarizados, y su probabilidad de ser admitidos a programas de bachillerato competitivos era mayor. Los investigadores descubrieron también que la autodisciplina es más importante que el coeficiente intelectual en anticipar el éxito académico.
Otros estudios han encontrado patrones similares. June Tangney, PhD, de la universidad George Mason, y un grupo de colegas, compararon la fuerza de voluntad de un grupo de estudiantes a los cuales les pidieron que completaran una serie de cuestionarios diseñados para medir su autocontrol. Del mismo modo los científicos crearon una escala para calcular la intensidad de la fuerza de voluntad. Descubrieron que los puntajes de autocontrol iban mano a mano con mayores promedios académicos, mayor autoestima, menos hábitos compulsivos al comer y al beber y mejores habilidades para las relaciones interpersonales.
Los beneficios de la fuerza de voluntad parecen extenderse mucho más allá de los años universitarios. Terrie Moffitt, PhD, de la universidad Duke, y un grupo de colegas, estudiaron el autocontrol en un grupo de 1,000 individuos a los que se les hizo seguimiento desde su nacimiento hasta los 32 años de edad como parte de un estudio de salud a largo plazo en Dunedin, Nueva Zelanda. Junto con sus colegas, Moffitt descubrió que los individuos con mayor autocontrol durante su niñez (según lo reportado por profesores, padres y los niños mismos) llegaron a ser adultos más saludables física y mentalmente, con menos problemas de abuso de sustancias y menos condenas por actos criminales y con mejores hábitos de ahorro y mayor seguridad financiera. Estos patrones se mantuvieron aún después de ajustar los resultados para que reflejaran el nivel socioeconómico de los participantes, sus vidas familiares y su inteligencia general.
Resultados como estos confirman la importancia de la fuerza de voluntad en casi todas las facetas de la vida.
Este informe hace parte de la campaña Salud Mental/Corporal (Mind/Body Health), la cual educa al público en asuntos de ciencias del comportamiento, la conexión entre el bienestar psicológico y la salud física y la forma en que el estilo de vida y los comportamientos pueden afectar la salud y el bienestar en general.
Para información general en temas y asuntos de psicología visite www.apa.org.